Tal vez tengo un poco de girasol y llega un momento en que no necesito ni busco girar. Tal vez quien lo lea pensará que he perdido curiosidad pero yo lo veo como el saber que donde miras puedes dejar descansar la mirada y sentir que ese horizonte que tenemos delante nos basta y no necesitamos más.
Hay momentos en la vida en los que perseguir deja de tener sentido, donde lo valioso no está en la distancia sino en aquello que ya tenemos frente a nosotros aunque nos haya costado darnos cuenta. Es entonces cuando la prisa pierde sentido (si alguna vez lo tuvo), cuando el ruido interior se disuelve y deja de escucharse.
El girasol no teme la oscuridad ni la noche porque sabe que es sólo un paréntesis, una pausa necesaria para que el día vuelva a iluminarlo. Nos enseña que los paréntesis acaban y que a veces esperar no da miedo.
Quizá desconectar no sea huir sino aprender a quedarnos quietos, seguros de que la vida, como el sol para el girasol nos encontrará de nuevo. Tal vez por eso, cuando miro un girasol siento que en su quietud hay una lección de confianza. No se aferra al sol, no lo persigue cuando se oculta; simplemente espera, con la certeza de que volverá.
Nos cuesta tanto esperar… hemos olvidado el arte de la paciencia, esa que la naturaleza ejerce sin esfuerzo. Vivimos con relojes que no marcan amaneceres, sino obligaciones y nos roba con prisa el tiempo.
El girasol no se amarga, no exige que la luz dure más, no se lamenta cuando la pierde. Guarda su energía para el siguiente momento, uno que sabe preciso y lo disfruta en silencio, como si supiera que la belleza no necesita anuncios, fotos ni ser publicada.
Quizá desconectar sea eso: dejar de medirlo todo y empezar a sentirlo. No marcar la hora del encuentro y dejar que el encuentro marque la hora, que nos encuentre serenos y en calma.
Observarlos para entender que desconectar no es apagarlo todo, sino sintonizar con aquello que importa. Como el paisaje que no te exige llegar, como el girasol que no corre detrás del sol, como el corazón que ha encontrado su lugar y ya no necesita buscar.
Esa quietud no es inmovilidad ni miedo, es confianza. Quizá por eso los girasoles orientados al este me parecen guardianes de un secreto: que no hace falta girar todo el tiempo para vivir en plenitud; basta con mirar hacia donde nace lo que nos da sentido.
Así cuando nos permitimos parar, descubriremos que el mundo sigue girando… pero ya no nos arrastra, sencillamente nos acompaña.
Nací y me siento especialmente unido a Badalona y a su mar, tal vez por el origen gallego materno. Soy el mediano de tres hermanos y tuve en mi padre el mejor modelo de vivir según tus valores, el valor de las cosas y el sentido de sacrificarte por aquello que realmente es importante. Amante del deporte, inquieto, intenso, apasionado, observador, con vocación de servicio, con fuerte conciencia social, receptivo, emotivo y me llena ayudar a los demás de forma desinteresada.
Mi vida ha estado marcada por dos experiencias médicas... Un déficit de una proteína relacionada con la coagulación y tres trombosis cuando aún no había llegado a mi mayoría de edad me obligaron a afrontar e intentar superar situaciones poco habituales para un todavía adolescente, así como aceptar aspectos que me acompañaran el resto de mi vida.
Ya superados los 30 me detectaron una Hepatitis C crónica grave que me hizo replantearme mi vida y lo que realmente era importante, cinco años de desgaste físico y emocional donde recorrí un camino de miedos y frustraciones acompañado de tratamientos y efectos secundarios.
Superado todo quise devolver una pequeña parte de lo mucho que había recibido a los demás, y encontré la forma en aquello que me apasiona... las personas.
Psicólogo de formación por la Universitat de Barcelona, Máster en Dirección de Recursos Humanos por Les Heures (UB), Técnico Superior de PRL, Máster en Liderazgo, Inteligencia Emocional y Coaching por EAE Business School, Coach certificado por ICF y actualmente realizando un Máster en Psicología Clínica y de la Salut mientras realizo estudios superiores como padre de mellizos, que son mi principal fuente de aprendizaje.
Mi experiencia vital y mi pasión por la personas y por acompañarlas en la superación de situaciones, problemas y dificultades me ha llevado a estar siempre ligado a la psicoterapia, al voluntariado y a la consultoría organizacional en empresas de todo tipo con especial interés al desarrollo de personas. Actualmente atiendo como Psicólogo y Coach en Consulta Privada en Badalona (y On Line para cualquier punto del planeta), al tiempo que trabajo como Director Técnico para Residencias y Psicólogo para la Fundació Nen Déu.
Mi propósito es acompañar desde mi formación y experiencia de más de 20 años en Psicología y Coaching a personas a enfrentar y solucionar sus problemas, a descubrir y trabajar esas limitaciones que impiden seguir el camino que consideran adecuado y alcanzar los objetivos personales y profesionales que se propongan. Especialmente a aquellas que como yo luchan con enfermedades o con sus efectos y secuelas, así como asesorar y acompañar a familiares y su entorno en la gestión de emociones, sentimientos y miedos.
Si quieres saber más de mi... sólo has de leerme o visitar mi perfil en Instagran, Facebook o LinkedIn.
Bienvenid@s a mi camino.
Jorge
Ver más entradas