La última duele

La última vez nunca avisa. Ninguna de las últimas veces lo hace.

Entró hace unas semanas en la consulta sin saber ni ver que no que habría otro abrazo, otra llamada, otra mirada compartida. Confiaba en la rutina, pensando que la vida concede repeticiones infinitas. Y sin embargo, la última vez siempre llega en silencio, como un punto final que no pide permiso.

El duelo nace precisamente de esa ausencia a menudo inesperada. No solo lloramos a la persona que ya no está, sino también todas las veces, situaciones y experiencias que no volverán a ocurrir: la última sonrisa, el último gesto cotidiano, la última conversación que en su momento parecía normal y hoy se convierte en un tesoro, en un lejano recuerdo o en una rabia contenida.

En el duelo, el recuerdo de la última vez duele porque se convierte en frontera: todo lo que fuimos queda detrás, y todo lo que falta por vivir ya no podrá compartirse. Duele mucho, mucho, tanto que nos mueve de donde sea que estemos porque aún negándolo algo ha cambiado para siempre. Intentamos ser positivos y auto convencernos que con el tiempo, esa última vez nos recordará la importancia de las primeras, de las presentes, de las que todavía podemos vivir. Nos aferramos a eso y así creemos mitigar por segundos el dolor.

Aceptar el duelo no significa olvidar la última vez, sino aprender a darle un nuevo lugar. Parece fácil, lo es decirlo pero no hay manual ni guía. Comprender que la ausencia transforma, que el amor persiste, y que aunque no haya repetición posible, el vínculo sigue habitando en nosotros. Es además un paso emocionalmente muy intenso que fácilmente nos desborda.

Lo es porque el duelo no se vive solo con lágrimas, también se siente en el cuerpo: en la punzada en el pecho al escuchar una canción, en el vacío de la mano que ya no encuentra la otra, en la inercia de mirar al lado y recordar que ese espacio está ahora vacío y desnudo. Es una ausencia que se mete en la piel y que no se deja domesticar así como así. Sin embargo, esa misma punzada es la prueba de que la vida estuvo llena, de que hubo presencia, de que lo compartido dejó huellas que ningún final puede borrar.

La última vez nos confronta con la fragilidad de la vida, pero también nos enseña a mirar con más ternura el ahora, porque nunca sabemos cuándo será el último instante que después recordaremos.

– No quiero que haya una última vez -me ha dicho en un momento de la sesión. No quiero nunca más una última vez.

– Suena como si la idea de un final, de una última vez, te resultara muy dolorosa o difícil de aceptar. Si no pudieras evitarlo, qué necesitarías para sentirte segura frente a esa posibilidad?

-Sentir… sentir que, aunque haya un final, no se pierde lo que ha significado, que lo que hemos vivimos sigue estando de alguna forma, que seguirá en el recuerdo, que la conexión que tuvimos no desaparecerá nunca.

Ojalá pudiéramos decidir algo así y ser dueños de las últimas veces. Cuánto estaríamos dispuestos a pagar… Quizás lo más difícil es aceptar que no tenemos ese poder. La vida se encarga de poner finales sin consultarnos, y dejarnos ahí “tirados” mientras intentamos convivir con ellos. A veces, la rebeldía frente a la idea de una última vez es en realidad un grito de amor: querer que lo valioso nunca termine, querer congelar lo que nos hace sentir vivos.

En la última vez uno descubre que el dolor y el amor son inseparables: si duele tanto es porque se amó de verdad, porque fue de verdad, porque se estuvo de verdad, porque nunca hubiéramos querido un “fin”. Y en ese reconocimiento, la última vez deja de ser únicamente frontera y se convierte también en herencia: un recordatorio de que todo lo que compartimos sigue latiendo en nuestra memoria, en nuestros gestos, en quienes somos después de haber amado y perdido.

No sé si pudiendo evitar las últimas veces esa sería siempre la mejor opción, la consulta me ha dado muchas veces opiniones contrarias al deseo de esta paciente y en cambio, siempre al final de ese duelo está el intentar vivir de tal manera que, cuando lleguen, no sean solo el final de algo, sino también la confirmación de que lo vivido valió la pena. Ahí está el consuelo.

Mientras estaba en sesión ha llovido  y las persianas se han llenado de gotas que intentan resistir al viento, como si cada una se aferrara a permanecer un instante más antes de ceder y deslizarse hacia abajo. Las miro y escribo y escribiendo no dejo de mirarlas. No puedo evitar contemplarlas, fijarme en cómo se agrupan, cómo se separan, cómo caen, desaparecen… Ese movimiento sencillo me lleva a este texto y a la última vez: el último instante en que una gota se sostiene antes de dejarse ir, a ese paso a lo inevitable.

El duelo, pienso, se parece mucho a esta espera y a esa caída. Nos aferramos, igual que esas gotas, a lo que amamos, deseando prolongar la permanencia, como si retener fuera suficiente para detener el tiempo. Pero la última vez siempre llega: la última mirada, la última lluvia compartida. Y tras ella queda ausencia, la memoria de haber estado ahí, presenciando, acompañando, respirando junto a aquello que ahora ya no está.

Tal vez escribir, como ahora hago, sea una forma de duelo. Atrapo con palabras lo que se escapa, le doy un lugar a lo efímero, fantaseo que cada última vez también contiene belleza, porque nos recuerda la intensidad de lo vivido y el deseo de hacerlo eterno.

Jorge Juan García Insua

Publicado por Jorge Juan García Insua

Nací y me siento especialmente unido a Badalona y a su mar, tal vez por el origen gallego materno. Soy el mediano de tres hermanos y tuve en mi padre el mejor modelo de vivir según tus valores, el valor de las cosas y el sentido de sacrificarte por aquello que realmente es importante. Amante del deporte, inquieto, intenso, apasionado, observador, con vocación de servicio, con fuerte conciencia social, receptivo, emotivo y me llena ayudar a los demás de forma desinteresada. Mi vida ha estado marcada por dos experiencias médicas... Un déficit de una proteína relacionada con la coagulación y tres trombosis cuando aún no había llegado a mi mayoría de edad me obligaron a afrontar e intentar superar situaciones poco habituales para un todavía adolescente, así como aceptar aspectos que me acompañaran el resto de mi vida. Ya superados los 30 me detectaron una Hepatitis C crónica grave que me hizo replantearme mi vida y lo que realmente era importante, cinco años de desgaste físico y emocional donde recorrí un camino de miedos y frustraciones acompañado de tratamientos y efectos secundarios. Superado todo quise devolver una pequeña parte de lo mucho que había recibido a los demás, y encontré la forma en aquello que me apasiona... las personas. Psicólogo de formación por la Universitat de Barcelona, Máster en Dirección de Recursos Humanos por Les Heures (UB), Técnico Superior de PRL, Máster en Liderazgo, Inteligencia Emocional y Coaching por EAE Business School, Coach certificado por ICF y actualmente realizando un Máster en Psicología Clínica y de la Salut mientras realizo estudios superiores como padre de mellizos, que son mi principal fuente de aprendizaje. Mi experiencia vital y mi pasión por la personas y por acompañarlas en la superación de situaciones, problemas y dificultades me ha llevado a estar siempre ligado a la psicoterapia, al voluntariado y a la consultoría organizacional en empresas de todo tipo con especial interés al desarrollo de personas. Actualmente atiendo como Psicólogo y Coach en Consulta Privada en Badalona (y On Line para cualquier punto del planeta), al tiempo que trabajo como Director Técnico para Residencias y Psicólogo para la Fundació Nen Déu. Mi propósito es acompañar desde mi formación y experiencia de más de 20 años en Psicología y Coaching a personas a enfrentar y solucionar sus problemas, a descubrir y trabajar esas limitaciones que impiden seguir el camino que consideran adecuado y alcanzar los objetivos personales y profesionales que se propongan. Especialmente a aquellas que como yo luchan con enfermedades o con sus efectos y secuelas, así como asesorar y acompañar a familiares y su entorno en la gestión de emociones, sentimientos y miedos. Si quieres saber más de mi... sólo has de leerme o visitar mi perfil en Instagran, Facebook o LinkedIn. Bienvenid@s a mi camino. Jorge

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