Si me vierais por un agujerito…

En las primeras sesiones siempre llegaba con mucho tiempo de antelación, incluso cuando eran a las 6:00 de la mañana. Siempre lo justificaba con un “no puedo permitirme perder el tiempo”. Era rara la sesión donde cuando intentaba profundizar y romper aquella barrera emocional le aparecía el freno en forma de “me enseñaron en elSigue leyendo «Si me vierais por un agujerito…»