Ayer por la tarde le escribí y le comenté la posibilidad de aplazar la sesión. No quise entrar en detalles y le puse que había un tema personal que afectaba a mi capacidad para gestionar su sesión. Hacia media noche me contestó un «no tienes que disculparte conmigo Jorge, decide tú. Sin problemas, pero si quieres puedes dejar al psicólogo en casa y que venga la persona».
No le contesté, sentí que no hacía falta. En el ascensor del hospital se me han humedecido los ojos y al antes de entrar en la habitación he respirado hondo. Él ha tomado la iniciativa.
–Gracias por venir Jorge, no sé el motivo y tal vez sea muy egoísta pero tuve la corazonada de que precisamente por eso que estás viviendo necesitaba hacerla.
– Gracias a ti por tu mensaje, sinceramente me hizo pensar mucho esta noche y te tomé la palabra. No puedo garantizarte que tienes delante al psicólogo o qué parte de él está sentado aquí, pero siempre tienes la persona
–Lo sé, por eso te pedí que me ayudarás la primera vez y por eso quería que vinieras -me ha dicho mientras me cogía la mano.
-Qué necesitas de la sesión de hoy? -he preguntado
–Ayer cuando leí tu mensaje iba a responder que no pasaba nada, que sólo faltaría, que tú mandabas… bueno… qué mínimo con alguien que siempre ha hecho encajes para atenderme. Pero estuve un rato pensando en ti, en qué había tras ese mensaje, en cuál sería el motivo. Pensé que tal vez habías estado en el hospital demasiadas veces, demasiadas visitas, sesiones… que habías perdido a alguien o eso podía pasar… no sé. Sé que leí tu mensaje y noté algo triste y empecé a pensar que todo esto de llamarte, de pedirte que me ayudaras a poner paz antes de que muera tiene que ver conmigo, con un egoísmo de querer que cuando eso suceda estén no sé, afectados, que les duela, que me echen de menos… bueno… como pensé que te sucedía a ti. Supongo que cuando eso sucede significa que algo has hecho bien en esta vida, algo bien con los que se supone que son importantes, a los que se supone que debes cuidar y estar cuando te necesitan. Yo no lo he sabido hacer, no todo lo bien que debería y podía.
Joder Jorge, joder, qué mierda! Me gustaría que el día que me vaya al otro barrio, sobre todo mis hijos, me echen de menos , un poquito, que lloren por mí. No para que sufran, ya les he hecho demasiado daño, para irme en paz… para pensar que… que…
– …que algo hiciste bien…
– Qué absurdo verdad? Estoy intentando aprender a sobrellevar el dolor del vacío que no dejaré en los que más quiero y he tenido que ver la cara a la muerte para darme cuenta. Y ahora tengo prisa… y te arrastro a venir porque sé que lo harás, lo entendí desde que vi tu visto y no contestaste. Sabía que, que, que sea lo que sea que te duele aparecerías por esa puerta y que… en fin…
Cómo iba a pensar ir sería así. Ahora tengo que esperar a pillar a San Pedro de buenas… y tal vez ni con esas. Una putada, tendrás que hacerme un certificado o algo para que se crea algo de todo lo que te contado, que moriré gusano con alma de mariposa.
Supongo que tenías razón la primera vez y el miedo es a morir sin haber pasado por la vida, sin vivirla, sin dejar huellas “bonitas” como tú dices. No quería verlo, prefería pensar que lo bueno estaba por llegar y toma capullo! te quedas sin tiempo. Y sin darme cuenta. Capullo con mayúsculas, pero grandes… tan grandes y no lo quise ver con el primer cáncer, qué gilipollas…
Te acuerdas cuando me dijiste que vivía en “la sala de espera” y que si seguía esperando corría el riesgo de que cerraran y me quedaría sin ser atendido. Pues ahí lo tengo… a la calle y persiana bajada. Ya verás cuando me vea Dios… me dará el carnet de tonto.
No quería provocarte, molestarte y te juro que no sé cómo agradecerte que estés aquí. Que hayas venido, que estés aquí le da mucho sentido a todo lo que hemos hablado durante las sesiones y me hace entender muchas cosas, mucho que aún tengo que hacer.
Ahora entiendo que extrañar a alguien no hace que vuelva pero que extrañar los momentos que has compartido hace que no puedas olvidarlo nunca, que como dices exista un lazo que te une, que lo llevas siempre contigo… tal vez sea eso que llaman eternidad. Debe ser muy bonito pensar que te vas de este mundo siendo eterno para alguien…
(Silencio)
– Déjame compartir contigo que me parece la frase más bonita que he escuchado en mucho tiempo y que a mí me acompañará siempre. Soy yo quien debe darte las gracias, por invitar a la persona, por mostrar el gusano y también la mariposa.
Gracias por esta sesión. Siento que no te la he hecho yo, me la has hecho tú.
…

No es la primera vez que lloro en una sesión o que un paciente me abraza. Hoy también ha sido así y lo necesitaba tanto como tú.
Llegado el momento extrañaré la parte de mí, profesional y personal, que se irá contigo. Extrañar es el precio que pagamos por vivir momentos inolvidables junto a alguien y siempre es un precio justo.
La vida no siempre lo es. Tal vez por eso todos somos irremplazables.
Jorge Juan Garcia Insua
Hola, jorge!! Se me ha puesto el bello de punta.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Entonces hemos compartido la misma emoción
Me gustaLe gusta a 1 persona
No amigo, esto me hizo recordar muchas cosas de mi vida, gracias por compartir.
Por favor apoya a mi agradable blog con una visita o un comentario, o sigueme en mis redes sociales me ayudarías un montón, apoyémonos entre nosotros, gracias: https://koarpy.com/victor-lustig-torre-eiffel-al-capone/ o https://www.facebook.com/koarpy.CO https://www.instagram.com/koar.py/
Me gustaMe gusta