
Mientras hacías sumas «triples» te quedaste mirando fijamente el enorme rollo de lazo rojo sobre la mesa… ¿papá, para qué quieres tanto lazo? – me preguntó P.
He cogido el rollo con las manos, sentía su suavidad y ante su mirada brillante e inquieta he necesitado respirar profundamente antes de intentar contestarle… Sabes P… papá se siente unido a muchas personas con las que comparte un trocito de este rollo de lazo…
Cada vez que papá ayuda a alguien, que comparten conmigo emociones, alegrías, tristezas… llega un día que les regalo un trozo de lazo y cuando lo hago les digo que ese trocito de lazo simboliza aquello que desde ese momento nos une, aquello que hemos compartido, la generosidad de haberme regalado confidencias y confianza, lo maravilloso de ver cómo avanzan, crecen, se sumergen en si mismos, se rebelan, se transforman y sobre todo… sienten y viven.
Porque cuando eso sucede cariño, papá también crece.. siente y necesita expresar que una parte de mí va con ese lazo… Para mi a veces es difícil de explicarle esto con palabras así que lo hago con un lazo y les digo que cuanto tengan un mal día, cuando las cosas no salen como uno espera, cuando se sientan tristes… toquen el lazo para coger aire, para pensar en todo el esfuerzo que les ha llevado llegar a donde están, los muros que han superado, las cicatrices que han sanado… y que no olvide que somos muchos los que estamos muy orgullosos del camino recorrido.
–El lazo eres tú, es como si estuvieras en él! – nos dijo J.
–Sí J! Justo, el lazo soy yo! -Y se me abrazó fuerte, como si no hubiera mañana.
–Pues yo quiero un trocito de ti, así cuando no te vea y te eche de menos lo tocaré – me dijo P emocionado y con la voz entrecortada…
Y algo se rompió en mi mientras cogía un trozo de lazo y te lo ponía en la muñeca… sus miradas llorosas no perdían detalle y a mí me temblaba el pulso. Cuando quedó bien sujeto subieron el puño orgullosos… P me regaló un largo y fuerte abrazo, al que se unió su hermano. Y allí, sentados y abrazados en medio del comedor el tiempo se paró y el lazo entre los tres ocupó su lugar, el que siempre ha sido, el que nada ni nadie puede romper.
Y en un ratito, en la penumbra de la noche, te acomodarás entre mis brazos… allí donde cada vez el espacio se te va quedando pequeño. Esta noche no me lanzarás preguntas temerosas pero como cada vez que empiezas a dormirte me acariciarás el pecho y me recordarás que lo importante es lo más importante. Desde la verdad de la inocencia y del amor más profundo que pueda existir me dormiré con el miedo de si sabré estar, de si sabré demostraros lo que significáis para mi y lloraré… porque hay momentos donde dejo de lado mi inocencia y me pierdo en una ciega adultez y lo absurdo de dar las cosas por sentado alejándome de lo que realmente soy… pero sé que cuando eso pase estaréis tú y J…
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto y, de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante. Hoy ha sido uno de esos. A menudo sueño despierto y me voy al cielo… pero nada de lo que allí pasa es comparable a cada instante que paso con vosotros.
Gracias a todos mis lazos rojos por dar sentido a estos momentos.
Os quiero.
Jorge Juan García Insua
Es muy emocionante leer a alguien con una sensibilidad tan a flor de piel como la que transmites en cada palabra. He disfrutado mucho leyéndote, sigue escribiendo por favor
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