
Con total seguridad no te mereces el tiempo que te voy a dedicar, pero ante la agresividad más cobarde de lo oculto y las palabras necias he decidido darle luz y espacio a todo lo que representas y de lo que desde que tengo conciencia he renegado.
Dudaba de por dónde comenzar…
Me cuesta entender y mira que me dedico a esto, cómo en tu ceguera mental llegaste a pensar que amenazándome dejaría de atender a alguien, aún menos que pensaras que lo dejaría de hacer, por el hecho de que quien me lo pida sea homosexual.
Una llamada oculta, un mensaje obsceno. Otra, me insultas. Otra, me amenazas con cualquier aberración que en ese momento se te pase por la cabeza… y así 14 días, de momento… reconozco que tienes un amplio surtido de barbaridades.
Y lo haces llamándome y soltando entre tus lindeces cosas como que si lo ayudo, si atiendo a su petición y hago lo que sé hacer me convertiré en gay o según tú en algo peor como maricón. Y ante el poco efecto que ves que me producen tus ocultas llamadas y tus amenazas no se te ocurre otra cosa que insistir e insistir, supongo que alentado por la incomprensible esperanza de que acabarás por amedentrarme.
Ya que llevo tantos días aguantándote me he ganado el derecho a dar mi opinión, por si quieres leerla. Aunque honestamente dudo que lo hagas. Desde el momento que aprovechas un foto mía maquillado para insultarme y soltar toda tu rabia y rencor sobre mi doy por hecho que no llegaste a leer dos lineas de aquella publicación de mi Blog y que no has entendido nada.

Aún no entiendo que creas que acompaño y ayudo “a un enfermo”. Igual aún no te has dado cuenta y siento ser yo quien te lo aclare pero la homosexualidad dejo de ser considerada enfermedad hace más de 40 años y además fue la primera vez que un criterio científico se tomaba no por evidencias científicas, que las había, sino por la enorme presión social que existía… tan enorme como tu cueva.
La homosexualidad no es una enfermedad, la homofobia sí. Y ya puestos diré no me necesita por su sexualidad sino por lo duro que puede llegar a ser vivir entre energúmenos como tú. Ahí, a su lado y en el de todos los que hace siglos salimos de la cueva me encontrarás siempre. En contra de cualquier forma de acoso e intolerancia y desde el respeto y la dignidad.
A mi no se ocurriría nunca preguntar a nadie que me pide ayuda por su sexualidad, su religión, origen, tendencia política… mi trabajo no entiende de intolerancias ni fanatismos y yo tampoco.
Si ser su psicoterapeuta me convierte en maricón deberías plantearte en las siguientes llamadas llamarme negro, cabrón, médico, barrendero, abogada, dependienta, encargada, ejecutivo, payaso, contable, nadadora, entrenadora personal, puta, chulo de barrio, taxista, comercial, gerente, profesor, atleta, policía, arquitecto, autista, maltratada, infantil, Peter Pan, coach, adolescente, ansioso, divagador, telefonista, madre, gamberro, raro…
…. porque el problema, el tuyo, no es él ni mucho menos su orientación sexual. Soy yo y lo que ves en mi que tanto te molesta, te duele y te lleva hacia un camino de miedo, ira y rabia. Y todo eso sin conocerme…
Perfecto, si es así sigue haciéndolo. Porque su camino, como el de todos esos que te he puesto, está lleno de inicios y en el tuyo sólo atisbo a ver un final tan oscuro como la cueva dónde habitas.
Hace ya algunos años adquirí el compromiso ante un maravilloso grupo de personas (mi querido Sistema) de intentar dar lo mejor de mi y acompañar a otros de todas las formas que me fuera posible para avanzar, superar problemas, vivir con cargas o sin ellas, con la cabeza alta, con mirada limpia, sin prejuicios ni barreras … y por encima de todo esforzarme en ser ejemplo para mis hijos y aquellos que me importan y me quieren. Hacerlo y seguir haciéndolo implica ser fiel a mis valores, a aquello que desde pequeño me han enseñado tantas y tantas personas importantes en mi vida y que los años me han demostrado que no estaban equivocados.
No mereces ser tú por quién los traicione, ni a ellos ni a mismo. Sé que de seguir así seguiré durmiendo tranquilo a pesar de tus amenazas pero también tengo la absoluta seguridad que no podría conciliar el sueño si dejo de ser quien soy. Mientras yo duermo eres tú el que se despierta de noche sudando envuelto en sus propias tinieblas. Esa es tu decisión, la mia la tomé hace ya mucho.
Así que…
Lo siento por ti. Sí, lo siento mucho y de lo digo de corazón. Pero no sé si siento más que me amenace un cobarte tan vacío o me duele pensar cómo y cuánto debe sufrir alguien con tanto miedo que sólo sabe expresarlo amenazándome, a mí y a aquello que represento.
Llegados a este punto déjame que te aclare algo. Defectos tengo a puñados, más de lo que podrías coger con las manos, me he equivocado más de lo puedas imaginar pero tarde o temprano entenderás que no me moverás de mis valores por más que sigas. Esa batalla la tenías perdida antes de comenzarla.
Tengo demasiadas personas y cosas que me importan y me dan la vida como para preocuparme por ti. Puedes seguir y perder el tiempo o llamarme y decirme qué puedo hacer ti.
Tú decides, de ti depende. Yo lo tengo claro. Siempre lo he tenido. No cambiaré y no será tu intolerancia la que me haga cambiar.
Ahora ya sabes a quién estás amenazando y lo que puedes hacer si quieres salir y dejar atrás eso que tanto te consume.
La homosexualidad existe en más de 500 especies… la homofobia sólo en una. En la tuya, que no es la mía.
Si quieres nos vemos en el camino.
Jorge Juan García Insua

Hola, no hay peor mal que la homofobia. Parece mentira que todavía piensen así. Cada ser es único, en su esencia. No hay que etiquetar, hay que respetar.
Un saludo.
Me gustaLe gusta a 1 persona