
Hace un par de meses recibí un mensaje como respuesta a publicar «Todos tus días mis 14 de febrero» que me sonó a crítica y que decía…
» El #Psicologia no lo relaciono con el artículo, no se parece el aporte del mismo a la Psicologia. Lo poco que puedo inferir es el divague mental del autor»
Tengo la costumbre de contestar a todos los comentarios que recibo, me siento en la placentera obligación de hacerlo con quienes dedican unos minutos a leerme, pero reconozco que en este caso no lo hice. Lo dejé marcado porque pensé que no debía contestar en caliente, que se merecía una reflexión porque posiblemente era una de la muchas personas que podían pensar lo mismo. Además eras mi primera crítica y lo hacías sobre uno de los post que más me identifican.
Hoy mientras contestaba a mensajes me he vuelto a encontrar con este y me ha hecho pensar…
… Sí, tienes razón en una cosa… divago… me declaro de profesión divagador mental. Y debe ser que me hago mayor o porque cada vez me queda menos vergüenza pero le estoy cogiendo gustillo.
Déjame que comparta algo contigo. Hay una concepción muy equivocada de la psicología. La mayoría de personas creen que la psicología y los psicólogos nos dedicamos a tratar sólo trastornos mentales e incluso que un psicólogo no puede tener momentos «de bajón», de duda… y se nos percibe algo así como seres imperfectamente perfectos. La verdad es que hay muy poco de eso, te lo dice el psicólogo más imperfecto de todos y poco de perfecto encontrarás al menos en mi.
Hay algo que sí sé que es verdad y que ademas vivo a diario. No podría decirte un porcentaje exacto pero te aseguro que de los centenares de procesos dónde he acompañado a otras personas tanto desde la psicoterapia como desde el Coaching en muy pocos (muy muy pocos) no ha aparecido el Amor, así com mayúscula, en cualquiera de sus formas y objetos de deseo.
Y aunque algunos lleguen disfrazados de los que las personas llaman «pajas mentales» y nuestra mente busque y se pierda en caminos para negarlo o disfrazarlo esos motivos que los acaban acercando a mi son fruto de emociones, sentimientos y amor… lo es porque difícilmente somos y nos reconocemos sin él, y cuando lo sufrimos, nos falta o nos hace daño sufrimos como pocas cosas pueden doler.
Lo sentimos de forma tan intensa que nos empuja a hacer y dejar de hacer, nos llega desde el más bonito de los sueños hasta la más amarga de las realidades, tanto que nos es difícil soportarlo, entenderlo y aceptarlo… Y esto es psicología y es vida.
He tenido el regalo de escuchar y compartir historias de amor adolescente, inquieto, rabioso e impulsivo y lleno de miedo, historias donde los años no han podido apagar la llama, dónde la muerte solo ha podido fortalecer los lazos y vivir de recuerdos, historias eternas que han durado unas horas y algunas imposibles que han atormentado todo una vida.
Psicología es reír sin saber por qué, llorar de felicidad y por necesidad cuando explotas en lágrimas hasta quedarte vacío, soñar despierto y ver la realidad desde las nubes, respirar profundamente y sentir que estás vivo. Hay psicología en las miradas, en los besos y en los abrazos y no puedes imaginarte las posibilidades de curación que tiene coger la mano a alguien que te importa.

Psicología es vivir sabiendo que el camino nunca sigue la senda que esperabas y que nuestro lugar está donde nos sentimos y sentimos que nos dejan sentir. Es miedo, dudas, batallas interiores, comprensión, inspiración, consciencia, aceptación, amor por uno mismo y hacia los demás.
De eso escribo. Soy persona, me considero humano y sí, soy psicólogo (entre muchas otras cosas). Pero mi formación no me define ni define este Blog, lo que me define es mi mirada y cómo siento a través de ella. Y si me has leído, aunque no me hayas conocido en persona y a nivel personal, habrás visto que desnudarme no siempre es fácil (para mí tampoco) y que según van avanzando las publicaciones irremediablemente voy abriendo puertas y ventanas que hasta entonces estaban cerradas para mi y para la mayoría de personas con las que comparto y he compartido momentos y cuánto más me desnudo, más hablo de Amor.
Así que cómo ya habrás visto a estas alturas tengo la plena intención de seguir haciéndolo y tal vez no te haya resultado interesante pero para mí el sólo hecho de estar escribiendo sobre la relación entre la psicología y el amor ya me parece un regalo. Sólo pretendía explicarme, seguir abriendo los ojos ante todo y sobre todo darte las gracias, por leerme, por dedicar unos minutos de tu tiempo a escribrirme… ah! y por «provocarme» un post.
El camino a veces tiene sentidos opuestos, pero incluso en ese instante se dan cuenta de que tienen un punto de encuentro. Este ha sido el nuestro.
Un abrazo,
Jorge Juan García Insua
«La mente puede hacer un cielo del infierno y un infierno del cielo»-Seligman