El peso de nuestro camino

La miraba atentamente. Sentada enfrente de mi sus ojos se movían rápidamente hacia el lazos rojo, la cinta de carretero, mis folios… y la seguía mirando ajeno al mundo dispuesto a entrar en el suyo.

Como siempre me presenté, le expliqué lo que consideraba que era más relevante de mí y le expliqué cómo íbamos a trabajar en sesión.

Estaba nerviosa, impaciente por comenzar… «¿Por dónde quieres empezar?» -me dijo… Y sin llegar a acabar de pronunciar la pregunta empezó a expresar lo que llevaba dentro. Acelerada, se entrecortaba y cambiaba de tema constantemente. Se levantaba de la silla para casi al instante volverse a sentar. Caminaba y caminaba por mi improvisada sala. Sus manos se movían rápidamente y con brusquedad, la silla la quemaba, se preguntaba y respondía sin cesar.

Yo seguía mirándola, dispuesto, atento a todo lo que me transmitían sus gestos, sus palabras, su postura y sobre todo su mirada, que sin previo aviso comenzó a llenarse de lágrimas.

Le pedí que se sentara, me acerqué a ella… -Déjame que te diga una cosa… llevas varios minutos expresando muchos temas que veo que te angustian, muchos, pero no podré ayudarte si no les ponemos orden y decides por cuál quieres empezar.

No lo sé Jorge, todo me quema, me duele. Te acuerdas cuando hablamos por teléfono? Se me quedó cuando me dijiste que tal vez cargaba con demasiadas piedras, sí, si y no me dejan respirar. Si no me muevo me ahogo – y volvió a levantarse y caminar.

-Déjame proponerte algo que creo que ayudará y nos ayudará a centrar la sesión…

Sí, claro. Dime... contestó nerviosa.

Cogí la cinta de carretero que tenía encima de la mesa e hice un recuadro en el suelo, lo suficiente grande para que pudiera estar dentro, pero pequeño para poder dar más de un paso en él. Y la invité…

-Entra dentro por favor, no tengas miedo. Ahora este es tu espacio para la sesión… puedes moverse dentro de él, pero no puedes salir de las lineas que te marcan la cinta.

Me quedé a medio metro de ella, mirándola. ¿Cómo te sientes ahora?

Me siento como rodeada de paredes… sin espacio para respirar. Tengo demasiadas cosas que no me dejan respirar! – gritaba…

Bien, sácalas fuera y dejarás más espacio para ese aire que necesitas… le dije mientras le entregaba un blog de notas. –Utilízalo, escribe en cada hoja algo que te esté robando el aire, expulsa de tu espacio aquello que te está ahogando.

Poco a poco sus movimientos se hicieron más lentos, como el reducido espacio de aquellas imaginarias paredes de cinta amarilla. Su respiración se pausó. Su mirada perdida se centró en el blog de notas y empezó a escribir, uno y otro y otro… Cuando llevaba una docena respiró profundo y se arrodilló…

Bufff… y por dónde empezamos Jorge? Mira todo los post-its que he escrito! -me decía señalando el suelo.

-Bien, eran todos los que necesitabas sacar de tu espacio?

-Sí, creo que sí -dijo mientras levantaba la mirada y respiraba profundamente.

-Y cómo es ahora el aire ahí dentro?

Suficiente… no sé, me estaba imaginando que esto eran paredes y… -pronunciaba en tono bajo y sereno hasta quedarse en silencio y pensativa. Hasta que su mirada cambió y se me quedó fija…

-… y les has puesto nombre a esas piedras, las has identificado y las has sacado de tu mochila… – mientras le señalaba todos los post-its.

Sí, lo he hecho… ¿y ahora?

-Ahora es decisión tuya. Para qué te son útiles, si te aportan algo tendrás que pensar cuál quieres que sea tu siguiente paso -le razoné.

No todas son… todas son importantes, pero no todas me ahogaban por igual. Lo que sucedía era que con todas no podía más! – razonó ella.

-Pues te propongo salir de ese espacio, coger las notas y ponerles orden, así podremos sesión a sesión profundizar en cada una de ellas, por qué te resultaban tan pesadas hasta llevarte al punto de ansiedad que estabas antes y qué quieres hacer con ellas a partir de ahora – Le propuse mientras ella asentía con la cabeza.

Cuánto pesan nuestras piedras? Hasta dónde estamos dispuestos a cargar con ellas a pesar del dolor que nos llegan a provocar? Esta tarde ella ha tenido el valor de abrir su mochila y ver sus piedras. A menudo acaban en la mochila casi sin saber cómo han llegado y nos acostumbramos tanto al peso y a la molestia de llevarlas que preferimos seguir cargando con ellas que mirarlas. Y nos pasa porque hacerlo implica hacernos preguntas a las que sabemos las respuestas. Aún sabiéndolas las tememos porque dejar de caminar sin ese peso implica un cambio, nuevas posibilidades y un espacio inmenso por llenar de nuevas experiencias, personas y posiblemente nuevas piedras.

Hay que tener valor para hacer lo que ha hecho ella. Abrir su mochila y mirar de frente a cada una de sus piedras. Sea cuál sea el camino que hoy ha empezado seguro que le abrirá oportunidades que el peso y la angustia no le dejaba ver.

Y si no vacíamos nuestra mochila de vez en cuando, llega un momento que no nos podemos mover. Y moverse es vivir. Y vivir es llenar nuestra mochila de nuevas piedras, eso es inevitable. Pero cada vez que la vacíanos, que decidimos lo que queremos llevar en ella y lo que no, dejamos para la siguiente vez menos espacio para piedras y más para experiencias y sobre todo personas. Y eso no pesa, en absoluto. Nos empuja y nos anima a seguir.

Cuando un día te preguntes qué te impide seguir y coger impulso, haz la prueba. Abre tu mochila, saca tus piedras. En ellas siempre está la respuesta. Algunas llevan culpa, otras frustraciones, expectativas, enfrentamientos, relaciones emocionales truncadas, deseos silenciados durante años, cariño inexpresado… demasiado peso para poder avanzar.

Y verás que soltar da miedo, mucho miedo. Porque aún siendo pesadas, aún impidiéndonos caminar cada una de esas piedras se ha convertido en parte de nosotros y vaciarlas nos genera una inmensa sensación de desnudez, de pérdida necesaria para valorar después cómo de grande ha sido el esfuerzo y el sufrimiento de cargar con ellas.

Mi camino como el suyo no ha estado exento de piedras, y aún cargo con algunas que deberé revisar en la siguiente parada o cuando las piernas no den para más… pero también he aprendido a caminar con una mochila más pequeña donde siempre hay espacio para experiencias, oportunidades y sobre todo personas, que enriquecen cada paso y me empujan a seguir.

Y no cambiaría nada de eso porque el camino perdería todo su sentido. Cada vez que vacías piedras de tu mochila te das cuenta que ya no tienes ganas de volver atrás y sientes la fuerza necesaria para seguir adelante.

Nos vemos en él.

Jorge Juan García Insua

Publicado por Jorge Juan García Insua

Nací y me siento especialmente unido a Badalona y a su mar, tal vez por el origen gallego materno. Soy el mediano de tres hermanos y tuve en mi padre el mejor modelo de vivir según tus valores, el valor de las cosas y el sentido de sacrificarte por aquello que realmente es importante. Amante del deporte, inquieto, intenso, apasionado, observador, con vocación de servicio, con fuerte conciencia social, receptivo, emotivo y me llena ayudar a los demás de forma desinteresada. Mi vida ha estado marcada por dos experiencias médicas... Un déficit de una proteína relacionada con la coagulación y tres trombosis cuando aún no había llegado a mi mayoría de edad me obligaron a afrontar e intentar superar situaciones poco habituales para un todavía adolescente, así como aceptar aspectos que me acompañaran el resto de mi vida. Ya superados los 30 me detectaron una Hepatitis C crónica grave que me hizo replantearme mi vida y lo que realmente era importante, cinco años de desgaste físico y emocional donde recorrí un camino de miedos y frustraciones acompañado de tratamientos y efectos secundarios. Superado todo quise devolver una pequeña parte de lo mucho que había recibido a los demás, y encontré la forma en aquello que me apasiona... las personas. Psicólogo de formación por la Universitat de Barcelona, Máster en Dirección de Recursos Humanos por Les Heures (UB), Técnico Superior de PRL, Máster en Liderazgo, Inteligencia Emocional y Coaching por EAE Business School, Coach certificado por ICF y actualmente realizando un Máster en Psicología Clínica y de la Salut mientras realizo estudios superiores como padre de mellizos, que son mi principal fuente de aprendizaje. Mi experiencia vital y mi pasión por la personas y por acompañarlas en la superación de situaciones, problemas y dificultades me ha llevado a estar siempre ligado a la psicoterapia, al voluntariado y a la consultoría organizacional en empresas de todo tipo con especial interés al desarrollo de personas. Actualmente atiendo como Psicólogo y Coach en Consulta Privada en Badalona (y On Line para cualquier punto del planeta), al tiempo que trabajo como Director Técnico para Residencias y Psicólogo para la Fundació Nen Déu. Mi propósito es acompañar desde mi formación y experiencia de más de 20 años en Psicología y Coaching a personas a enfrentar y solucionar sus problemas, a descubrir y trabajar esas limitaciones que impiden seguir el camino que consideran adecuado y alcanzar los objetivos personales y profesionales que se propongan. Especialmente a aquellas que como yo luchan con enfermedades o con sus efectos y secuelas, así como asesorar y acompañar a familiares y su entorno en la gestión de emociones, sentimientos y miedos. Si quieres saber más de mi... sólo has de leerme o visitar mi perfil en Instagran, Facebook o LinkedIn. Bienvenid@s a mi camino. Jorge

2 comentarios sobre “El peso de nuestro camino

  1. Un relato que evidencia el eterno dilema cuando estamos mal: enfrentarnos a nuestros males demoniacos. Realmente tenemos miedo a aceptar qué es eso que nos hace daño y no queremos darnos cuenta de que eso, nos hará más fragiles, o inseguros, pero son miedos infundados que hasta que no los enfrentemos no nos daremos cabida para vivir en consonancia con lo que realmente importa antes de hacer ese gran viaje: Ser felices.

    Me ha gustado mucho, porque hoy escribiendo en mi libreta me he dado cuenta de eso mismo que has expresado en el relato. Lo que pasa es que ya reconozco el problema y tengo actuar. Pero me da mucho miedo.

    Le gusta a 1 persona

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: