
Cuando tienes hijos pequeños sabes que cualquier momento es especial y suceden momentos mágicos, que no esperas y que generan recuerdos de esos que el corazón te dice que pasarán los años y seguirán presentes… Así que esto va sobre magia y emociones.
Ayer estaba dándole las buenas noches a J y escuché un sollozo en el comedor. Cuando llegué P estaba sentado en el borde del sofá, emocionado… al verlo se senté junto a él y al abrir los brazos rápidamente se me abrazó con fuerza y notaba cómo le caían las lágrimas…
– “Papá… quiero ser pequeño!”
– Cariño… eres pequeño y sabes… pase lo que pase siempre serás mi pequeño. Es lo bueno que tiene ser papá, aunque irás cumpliendo años yo siempre tendré más que tú, así que siempre serás mi pequeño… ahora no lo ves así pero te aseguro que en unos años no te gustará tanto…
Lo abracé, lentamente y como suele pasarnos paramos el tiempo… la intensidad y fuerza de su abrazo se amoldó a mi pecho, pasó sus manos por debajo de mi camiseta y su respiración fue sincronizándose con la mía y recuperando poco a poco la normalidad.
Me abrazó más fuerte… ¿Qué te preocupa cariño? – le susurré mientras le acariciaba y besaba las lágrimas.
– Cuando crezca no cabré en tu cama… – me dijo mirándome mientras sollozaba amargamente.
– Compraremos una más grande… – le dije mientras acariciaba su nuca. Así podrás seguir viniendo a dormir siempre que quieras.
– ¿Y si no sé hacerlo bien cuando sea mayor?
Aquella pregunta provocó que en mi mente se agolpaban respuestas y en cambio respiré, cerré los ojos y las silencié todas. Aquellas palabras y la intensidad con las que expresaba, sus manos en mi pecho… me hacía reflexionar sobre todo lo que quería expresar y lo que de esa forma tan especial quería decirme. Cuando más callada estaba mi mente más me costaba encontrar las palabras. Me podía el miedo a no saber expresar todo lo sentía y quería decir, a no hacerlo con la inocencia y dulzura que lo había hecho él… A no estar a su altura. Qué grande él, que pequeño y absurdo yo.
No sabía cómo decirle cómo de intensos son los momentos que comparto con ellos, cómo me pesan las decisiones pensando si son las correctas y si les ayudan en el camino, la de vueltas e interpretaciones que no puedes evitar hacer de prácticamente cualquier cosa que tiene que ver con ellos… y todo para que llegue un día y te desmonten de una forma tan apabullante.
Las veces que me he preguntado si soy el mejor padre posible para ellos, si sienten la enorme confianza que me generan sus pasos y la seguridad de en algo tan pequeño todavía hay dos seres inmensos para un mundo que todavía los tiene que descubrir.
Y entre todas esas dudas y miedos, que no eran suyos sino sólo míos, lo senté en mi regazo, nos miramos y le dije flojito…
– P… de un niño tan bonito como tú solo puede salir un mayor maravilloso, mucho más maravilloso de lo que tu papá será nunca. Y cuando eso pase, que pasará algún día, espero que sigas viniendo a mi cama para que no me olvide nunca de ser niño y me sigas enseñando a ser mayor. Hagas lo que hagas seré el papá más orgulloso del mundo entero.
Y me dio un beso…
Honestamente no sé si mis palabras fueron las más acertadas o si debería haber dicho otras… ni lo sé ni lo pensé, pero sí sé que esas salieron de algún sitio muy profundo, que son de amor absoluto e incondicional, que ese beso fue especial y que todo lo que nos podíamos decir iba en él.
Siempre he sentido que puedo conectar con mis hijos de una forma especial, pero ayer… no hay palabras para expresar ese instante ni la huella que esos momentos junto a vosotros dejan en mí.

Cuando casi a medianoche llegué a mi cama allí estaba P… abrazado a su inseparable peluche perrito Negret… me tumbé con mucho cuidado y ayer fui yo quien se giró hacia él y lo abracé y me quedaba profundamente dormido mientras le daba las gracias por ser y por estar allí para mí. Tenía razón, él todavía tan niño y la cama se nos hizo tan pequeña…
No sabía cuánto necesitaba dormir abrazado a ti hasta te vi en mi cama. Tal vez algún día leas esto y entiendas por qué…. tal vez entonces sepa hacerlo con las palabras adecuadas.
Mientras os prometo seguir intentando no perder el niño que me todavía me quede, así aún quedarán posibilidades de que me enseñéis a ser el mayor que vosotros seréis.
Os quiero J & P.
Papá
«Lleva mucho tiempo crecer hasta convertirse en un niño». Pablo Picasso.