
Estaba borrando notas antiguas y archivos olvidados en un disco duro pero me he encontrado con unas pocas líneas, sin demasiado sentido cuando las escribí.
Habitualmente borro sin más. Ideas que ya no me resuenan, que no conectan con mi momento, notas de hace meses o años que empecé y se quedan en unas pocas líneas… la mayoría no pasan la criba pero algunas sorprendentemente cuando de nuevo me cruzo con ellas adquieren un significado completamente distinto, revelador y sin saber cómo me llevan por caminos que entonces no supe ver ni entender.
Tal vez no estaba entonces preparado parar seguir escribiendo y sólo esperaban el momento adecuado para presentarse de nuevo y conectar… Como esta vez ha sucedido.
Aquella lejana mañana salí del despacho dispuesto a realizar una entrevista, ojeé de nuevo el CV, las notas que previamente había tomado y me dirigí a saludar al candidato y acompañarlo a la sala donde realizaríamos la entrevista.
García se apellidaba. Cuando me vio se levantó, le saludé por su apellido, nos dimos la mano y le pedí que me acompañara a una salida contigua.
–Nos sentamos… Sr García… -le dije mientras hacía señas para indicarle cuál sería su sitio durante la entrevista y esperaba a que se acomodara para sentarme yo…. Jorge García… -dije.
–Sí, Jorge García – me dijo.
Por unos segundos tuve que hacer el esfuerzo por concentrarme y resituarme en la entrevista.
Escuchar mi nombre y nuestro evidente parecido físico hacia la situación cuanto menos particular. Hice una breve introducción recordando nuestro primero contacto telefónico días atrás, situando el inicio de la entrevista y el resto fue muy fluido. Era evidente que llevaba muchas entrevistas a la espalda, su discurso estaba bien enlazado, sin casi fisuras y con un tono muy natural incluso cuando trató el tiempo que había estado de baja por una grave enfermedad.
No sé cuántas entrevistas había realizado yo hasta aquel momento, muchas, pero nunca antes a nadie que se llamara como yo ni con la sensación que teníamos tantas similitudes. Ya que destacaba en su cv que era un gran aficionado a la lectura en un momento de la entrevista decidí llevar la entrevista a ese terreno….
–¿Veo Jorge que destacas tu afición por la lectura… ¿cuál es el libro que más te ha marcado? – pregunté
–Uno sólo? Creo que si tuviera que destacar le uno sería “El médico” de Noah Gordon. Lo leí de adolescente y recuerdo que me entusiasmó, empezar y no parar… años más tarde cuando estuve ingresado por el problema que le he comentado fue de los libros que mi padre me trajo al hospital para que pudiera entretenerme, nunca he sido demasiado de tv… y esa segunda lectura… bueno, aún me entusiasmó más.
Esa respuesta la hubiera podido dar yo casi con las mismas palabras. ¿Qué tiene ese libro que te haya marcado tanto? – le pregunté conteniendo la sorpresa
– El personaje, su personalidad… ¿Lo ha leído? – me preguntó… y al ver que mi respuesta era una mirada atenta prosiguió.
–El protagonista lucha por cumplir su sueño, el coraje de superar situaciones y crecer a través de ellas. A veces he leído opiniones donde describen el libro como la lucha de un hombre contra la muerte y creo que todo lo contrario…
Narra la pasión de un hombre por la vida… pensé yo mientras decía él. La misma respuesta que años atrás había dado yo. El mismo libro…
Hay un aspecto fundamental que cualquier psicólogo intentamos valorar en una entrevista de trabajo o evaluación, y se trata del autoconocimiento que tiene el candidato. Más allá de su experiencia, estudios… cuando mayor tenga la persona de sí misma más cerca está de poder demostrar su potencial en un trabajo y aquel Jorge Juan García que tuve enfrente demostró un nivel de autoconocimiento muy superior al mío en aquel momento.
Suena a locura pero me encantaría tener la oportunidad de que el Jorge actual entrevistara a aquel Jorge, igual no pasaba el filtro, pero sería una experiencia tan enriquecedora poder verme, escucharme y valorarme después de tanto camino recorrido.
Recordar esa entrevista me hace pensar en mi propia evolución y en qué le diría a mi yo pasado si ahora entráramos en una sala para una entrevista… Qué evaluación haría de él, de su potencial… No lo sé, me cuesta hasta imaginar lo pero seguro que no le avanzaría nada de lo que vivirá durante los años venideros, cada una de esas experiencias le llevaran a mi y no tengo la sensación de querer cambiar nada. Muchas cosas no le saldrán como espera, quiere o desea y en muchísimas otras posiblemente tomará la menos acertada de las decisiones, pero de eso se trata y eso es lo bonito de todo esto.
Sí le diría que no se preocupe cuando se dé cuenta que no siempre recorrerá el camino con las mismas personas, cambié yo y cambiaron ellos. Caminamos juntos cuando fue el momento y dejamos de hacerlo cuando necesitábamos a personas nuevas que nos sacudieran, empujaran, abrazaran en días amargos y nos enseñaran a caminar de otras formas…. Y si no siempre nos quedan los lazos rojos.
Le diría que leyera y escribiera. Más, muchísimo más de lo que lo he hecho. El tiempo me ha enseñado que aquellas horas en mundos imaginarios, historias, batallas y textos de psicología me han ayudado a seguir soñando y a saber dónde encontrarme cuando me he perdido y que leerte después de años en una sensación difícil de explicar, y cuando además conectas y te sigues sintiendo identificado es la hostia limonera.
Le diría que no tenga miedo, no siempre será fácil pero es más fuerte de lo cree. Aprenderás que el pasado no se puede cambiar, se fue… pero al mismo tiempo tiene mucho que enseñarte si le preguntas con los ojos bien abiertos sin heridas ni cicatrices. Aprenderás que a veces nadar contra corriente tiene poco de valiente y mucho más de cobarde de lo que la mayoría piensa, que los charcos con el tiempo dan para buenos cafés y con buenas heridas se construyen inmensos puentes.
Y el futuro… relájate y disfruta de cada momento porque yo no siempre he sabido hacerlo… si tienes paciencia te ofrecerá oportunidades para ir más allá de dónde siempre pensaste ir, te pondrá delante vidas intensas y distintas que te mantendrán la sangre caliente. A menudo tendrás dudas, pensarás que no saldrá bien y te temblarán las piernas… pero créeme la altura nunca será el problema si te coges de la mano correcta y la agarras fuerte. Cierra los ojos y salta.
Mi camino, como el tuyo y el de todos, está lleno de curvas, muchas sin señalizar… sé que te asustará resbalar una y otra vez y no saber si sabrás ponerte de nuevo en pie. Es difícil explicar por qué ha de ser así pero cuando eso pase respira hondo y levanta la cabeza… el Sol siempre está tras las nubes. Y calienta.
La vida llenará tu camino de muchos libros, «El médico» solo fue uno de ellos, tú tendrás que decidir qué haces con ellos… si los utilizas para sujetar estanterías, apoyar monitores, hacer bonito o para abrirlos y abrirte con ellos…. recuerda que la vida te regala casualidades, tú pones las intenciones. El secreto está en las ganas y en la pasión.
Si has llegado hasta aquí seguro que te estarás preguntando si «pasó» la entrevista… Sí, lo hizo. Aposté por él y hasta dónde puedo hablar fue muy bien. Claro que no tiene mucho mérito, era una apuesta segura.
Entonces, ahora y siempre.
Jorge Juan García Insua