
A ver cómo te lo digo…
A ver cómo te lo escribo…
La vida cambia en un segundo… el que necesitamos para cruzar miradas, el que mide la vida que pasa, el de pasa entre la duda incrédula y el latido que marca el primer encuentro…
Ven, acércate y déjame saborear tu boca. Lentamente… muérdeme y vuélveme a morder.
Quiero un sueño diferente, uno como tú que me invite a soñar sin pensar que despertaré y será mentira, que no viva sólo en la oscuridad de mis pensamientos, que se rebele y sea capaz de llenar cada uno de mis momentos y grabarlos en cuarzo rosa.
Te soñé y entre sueños te busqué y no dejaba de buscarte. Y me encontraste o te encontré…
Ven, dame tu mano. Si deliro chútame algo al oído, bajito como si fuera solo para mí. Mójame la boca y pellízcame… no sea que este sueño se acabe y siga sin saber si eres real o te he inventado yo… o me has inventado tú… Tienes sabor a tarde de feria, a caricias deseadas entre miradas de vergüenza, a sonrisas inocentes y transparentes de niño.
Ven, deja que pase mi mano por tu espalda y note tu piel erizando la mía y recordemos que te vi y me viste de lejos… y de lejos me has hecho sentir y sentir hasta convencerme que este viaje es largo y va lejos. Deliro? Dime que no, bésame diciendo que no.
Llegaste para recordarme que no vale la pena dormir cuando te puedes pasar la vida soñando. Quiero un lejos a tu lado, lo más cerca de ti… verte de lejos y desearte deseando no quedarme con las ganas. Quiero el sueño de esperarte, de tu mano… o de la mía, de miradas perdidas en la claridad de saber que la quieres y quieres querer quererla.
Me conoces por culpa de la casualidad, del destino, de mis ganas de vivirte y te preocupa que no te conozca… Te conozco por la forma que me miras y me haces sentir, por estos seres que me susurran a la espalda que te mire, que no deje de hacerlo, que lo haga transparente, que te acaricie la mejilla, que acerque mis labios esperando los tuyos, que cierre los ojos, que los abra y compruebe si sigues ahí… que me dicen respira, respira… juraría que cada uno de esos momentos son los mejores de mi vida.
Qué te puedo escribir para que lo entiendas… que te suene tan real como lo escribo y que no se amontonen las palabras… las sensaciones, los sentimientos… A ver cómo te lo digo…
Seguiré pensándote, leas cuando leas esto… incluso si nunca sabes que lo escribí. Seguiré abrazándote incluso aunque nunca sepa si te llega mi calor… mereces alguien que te mire como se miran las cosas maravillosas que solo ocurren una vez en la vida y me he dado cuenta que es la única forma en que la que sé mirarte. Que se entere el mundo. Mírate no es de este planeta ni de ningún otro conocido o por conocer.
Sabes el miedo de un “te echo de menos”? Ese que se queda esperando “yo también”…. Me quedo, aquí me quedo. Esperándote, mirándote, acariciándote, soñándote… a ti, solo a ti, para ti… aquí.
Aquí dónde no caben los miedos, aquí dónde sólo somos, dónde no necesitamos más que el uno al otro, dónde el tiempo se acelera y pasa y pasa y pasa como si no hubiera mañana… aquí donde no quiero despedirme, donde estoy… para ti, en ti, para nosotros…
Aquí… donde te pienso, dónde tú estás. Aquí quiero estar.
No miento cuando te digo que te añoro. Es cierto que contigo no quiero prisas, que te llevo clavada en la mente. Es cierto que estas palabras se quedan cortas, que salen tan natural que se me avanzan y no atino a ponerles filtro, que me quedo sin saber qué decir cuando te miro y te tengo a milímetros, que aún no te he besado y ya siento tus labios, que cuando lo hago el mundo se hace pequeño, que solo deseo que te quedes, que me dejes darte todo el amor de una vez como si no hubiera mañana y mañana… que descubras que vaciarme es el motivo perfecto para no separarme de ti…
… que me mataría pensar que te fuiste y no te abracé suficiente.
A ver cómo te lo digo…no pierdo la vida por cualquiera y la que me queda quiere verte. Sí, te echo de menos. Lo escribo y tiemblo… Te…
A ver cómo lo digo para que creas que es de verdad… le doy vueltas pero es sencillo, tan facil como mirarte, tan fácil como quererte.
Siento. Te siento. Lo siento. Aquí y ahora.
Jorge Juan García Insua
