
Siento que un día dudaste de si era yo y yo en cambio siempre ha sabido que eras tú. Recuerdo la primera vez que te pedí un beso y llevo grabados los siguientes. Qué selectiva es la memoria cuando observas salir el Sol.
Aquella noche hubiera deseado que cayeras en mis brazos sólo para ser yo quien muriera entre los tuyos. Sólo para comprobar si la muerte puede hacer desaparecer la increíble sensación de estar vivo entre ellos.
Y si sucede ojalá en otra vida siga siendo yo y tú sigas siendo tú. Ojalá tal vez podamos seguir donde nos quedamos o sencillamente perdonarme que no supe hacerlo mejor, que lo mejor de mí todavía se quedó por dar, en algún paso del camino entre un primer beso y un recuerdo que nos acompañará por siempre.
Y si las teorías son ciertas y aún perdiendo no dejo de soñarte cada noche?
Supongo que solo me queda un lo siento. Siento no saber más para expresar todo lo que siento por ti. Siento lo que siento y sé que lo siento por ti. Siento darme cuenta tarde que no supe decirte que no quería estar, quería ser y sentía que era y sería contigo.
Me gustaría ser caro, carísimo. No por mi precio, sería absurdo. Sólo para que alguien una noche abrace y me diga que sentirme no tiene precio. Seguiré soñando que te tomas a mi vera… soñando que me quieres contigo como te que quiero conmigo.
Me confieso no saber que tienes fantasías conmigo. Culpable de no saber dejar de tenerlas contigo.
Confieso que el día que te dije sí, un millón de veces contigo sí sería suficiente. Malditas matemáticas. Me traicionaron los números. Debería hacerte confesado que todos los contigo llevan un Te Quiero en su interior.
Más para sentir. Lo siento. Siento a Neruda y su “siento que he vivido” y que lo he hecho contigo.
Todos tenemos a alguien con quien hemos sentido por primera vez. Yo fui contigo. Tú fuiste con quien…
Eres la canción que cada vez que escuche me hará sentirme feliz. Temblaré moviéndome torpemente, girando sobre mí buscando tus manos e imaginando tu sonrisa cada vez que el payaso salía de mí. No lo verás pero seguirá ahí para ti.
Quién me lo iba a decir, empeñado en cambiar el mundo y llegaste tú para cambiarme a mi. Quise mirar el mundo a través de tus ojos y me cegué.
Y sabes? No le arrepiento. De nada. Llegaste para hacerme soñar que era especial en la vida de alguien. No importa si ha sido por unas horas, unos días, unas semanas o unos meses. Es el regalo de haberte conocido.
Mi pena no haber sido suficiente para saber cubrir tus heridas, sólo supe quererte mucho. Cerraré los ojos y te seguiré besando. No me enamoré de lo que me dejaste conocer de ti, fue de lo que me hiciste sentir.
Y aún siendo imaginarios en cada beso me siento contigo porque en tus ojos me reflejo de sangre roja y de mirada azul.
Tal vez sea que por más Jordi que lleve mi carnet me siento más cercano al dragón, por eso mis padres me pusieron Jorge. Soy ese “bicho” tan grande de alas rotas, temeroso del caballero que blande de la espada y enamorado de la princesa que cree proteger. Qué ironía… La leyenda dirá que de mi sangre nacerán rosas y que será símbolo del amor del caballero por la persona que yo amo. Nadie explicará ni entenderá que me sacrifiqué, que nunca creí que el amor sepa de imposibles, que me abandoné a la espada para que eternamente un día al año cada año en cada flor roja te reflejes tú.
Jorge Juan García Insua
Hola, Jordi, un placer leerte. Todo lo que escribes es pura emoción y sentimiento y no hay escritura más bella que la que emociona al lector. Conmigo lo has conseguido. Me quedo por aquí, leyéndote, porque es un regalo, el mejor diría yo.
Un saludo.
María Pilar
Me gustaLe gusta a 1 persona
Mil gracias por tus palabras y encantado de haber conseguido un poquito de emoción al leerme! Un abrazo. Jorge
Me gustaMe gusta