La terapia no empieza cuando se habla en sesión, empieza mucho antes, en todo lo que la persona trae consigo y no sabe todavía cómo decir. Y ahí empezaron a coger voz los pensamientos que poco después ella trajo a sesión y compartió conmigo. No fue una sesión de diagnóstico ni tampoco de conclusiones cerradas,Sigue leyendo «Por un mucho amor del bonito»
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La voz que no calla
La ansiedad no escucha razones, se instala en el pecho y habla con propia voz. A veces por la izquierda con la voz bajita, otras por la derecha a gritos e insolente. Ésta podría ser una historia más sobre una persona que sufre ansiedad. Podría pero no, no lo es. Me ha pedido que la explique…Sigue leyendo «La voz que no calla»
Cuando llueve hacia adentro
En aquella sesión de hace unos días ella me confesó tener miedo a lluvia. Hasta aquel instante no lo sabía, no lo había compartido ni podía presuponerlo. Habíamos comenzado tan solo unos minutos antes de que el sonido de las gotas cayendo con rabia contra el edificio y los truenos resonara en la consulta. SeSigue leyendo «Cuando llueve hacia adentro»
Un ratito con Paquito
En la última sesión de las navidades del año pasado una paciente miró a “Paquito” y dijo “míralo,’parece tan feliz, quisiera ser tan feliz como Paquito”. Ahora que uno de mis hijos al decorar el árbol rápidamente lo ha llevado para “su” consulta me ha venido a la mente ese instante y la certeza queSigue leyendo «Un ratito con Paquito»
El psicólogo de 4 alas
Hay textos que no se escriben, se sienten. Nacen en ese espacio silencioso donde dos personas se encuentran sin máscaras, donde la fragilidad se vuelve lenguaje y la esperanza, aunque temblorosa, sigue respirando. Este texto nace de ahí. Esto que escribo nace del psicólogo que todavía cree que acompañar a alguien en su dolor no esSigue leyendo «El psicólogo de 4 alas»
Lo que necesita ser escuchado
En terapia las sesiones son como un territorio donde no existe la impostura ni la pose, donde lo que aparece no es la versión pulida que solemos mostrar al mundo, sino algo más crudo, más honesto, más vulnerable. Hay sesiones que se deslizan como una conversación cualquiera, y otras, como la de hoy, que teSigue leyendo «Lo que necesita ser escuchado»
De amar a amarse
Hay días en los que la sesión empieza mucho antes de que el paciente diga la primera palabra. Se siente en cómo entra, en la manera en que acomoda las manos, en ese primer silencio que todavía (en este caso) no es dolor, pero ya anuncia algo. Y entonces me recorre una sensación extraña queSigue leyendo «De amar a amarse»
Shhh, hoy se habla de…
Voy a escribir sobre una sesión. Una sesión que no fue distinta en cuanto a lo que la paciente trajo a sesión, pero sí única. Porque detrás de cada “no fui suficiente” hay una historia que no busca respuestas simples, sino comprensión. Lo que sigue no es solo el relato de una pérdida, sino el encuentroSigue leyendo «Shhh, hoy se habla de…»
Tic tac tic tac
Siempre pensamos que tendremos más tiempo. Esa frase surgió en medio de un silencio en sesión, casi como un suspiro. No era una queja ni una excusa; era una constatación. Mi paciente la pronunció mirando al suelo, con la voz entrecortada. “Siempre pensamos que tendremos más tiempo”, repitió pasados unos segundos. Esa frase tenía el pesoSigue leyendo «Tic tac tic tac»
El refugio de llamarse loco
“Nada te afecta cuando estás loco”. La frase la lanza el paciente en mitad de la sesión con una mezcla de ironía y resignación. Resuena en él y en mí. No es una afirmación cualquiera sino una firme defensa, una forma de decir que, cuando la realidad interna se vuelve insoportable, la mente busca refugios extremos.Sigue leyendo «El refugio de llamarse loco»
Un psigogo para Cuco-Coco
«La vida es maravillosa si no le tienes miedo» – Charles Chaplin No he conocido a nadie que en algún momento no haya tenido miedo. A sí mismo. A los demás o a la vida. Los padres deberíamos tener la obligación de no dejar que nuestros miedos crezcan en nuestros hijos, pero a veces seSigue leyendo «Un psigogo para Cuco-Coco»
Coaching para un corazón herido de pena
Ha entrado muy nerviosa, mucho. Casi sin mirarme aunque no ha hecho falta para transmitírme un gran peso… sus pupilas, cómo caminaba hacia la sala, su mirada humedecida, su entrecortada respiración… Antes de que llegara a sentarse le he ofrecido agua y he propuesto comenzar la sesión no sentados sino estirados haciendo un ejercicio deSigue leyendo «Coaching para un corazón herido de pena»